(1760 - 1830)
La primera fase de la revolución
industrial surge en Inglaterra en el período comprendido entre 1760 y 1830, con
influencia en todo el continente europeo y con repercusiones mundiales.
Fue la primera de las grandes transformaciones de la Edad
Contemporánea, y una de las más importantes de la historia. Su impacto generó
cambios fundamentales en la economía y en los modos de vida de la humanidad.
Inglaterra en aquel entonces, era un país que estaba bien
preparado para generar un impulso industrial sin precedentes, ya que poseía una
agricultura prospera, un sector manufacturado desarrollado, un importante
comercio de ultramar, que le proporcionaba consumidores, materias primas y
capitales y un gobierno que apoyó la innovación técnica y el desarrollo de las
industrias.
La revolución industrial termina con el sistema económico de
la Edad Moderna, dinámico en sus orígenes, pero que había adquirido mayor
rigidez en los últimos siglos. La economía preindustrial contaba con el
predominio de una agricultura deficiente, era la principal actividad económica,
pero su rendimiento era muy pobre, las técnicas eran deficientes, elementos
precarios, escasos abonos para alimentar a la tierra, sistema de campo abierto,
que perjudicaba la producción; con una tecnología precaria, las formas de
producción eran el pequeño taller artesanal, el sistema doméstico o rural a
domicilio y la gran manufactura urbana. Los medios de transporte eran poco
efectivos; y un estancamiento demográfico donde la población crecía a un ritmo
muy lento. Las tasas de mortalidad eran elevadas por la incidencia de las
pestes, la hambruna y la inexistencia de buenas condiciones médicas y sanitarias.
Los alimentos eran insuficientes y el sistema de transporte para su rápida
distribución era deficitario.
En su base de economía fundamentalmente artesanal, el
comerciante entregaba la lana a una familia y ésta la hilaba, la tejía y
devolvía a su patrón el producto terminado a cambio de una suma de dinero. El
trabajo manual fue remplazado por otro dominado por la industria y manufactura
de maquinaria.
Los principales rasgos de la Revolución Industrial habría
que clasificarlos en tecnológicos, socioeconómicos y culturales. Los cambios
tecnológicos incluyen los siguientes: el uso de nuevos materiales como son el
hierro y el acero; de nuevas fuentes de energía como el carbón y nuevas fuerzas
motrices como la máquina de vapor. Se inventarán nuevas máquinas para hilar
(Spinning Jenny) o para tejer (el telar mecánico) que permiten un enorme incremento de la
producción con un mínimo gasto de energía humana. Surgirá una nueva forma de
organización del trabajo que ordena la división del trabajo y produce una mayor
especialización de la mano de obra. También deben destacarse las importantes
mejoras de los transportes (trenes y barcos de vapor) y la creciente
interacción entre la ciencia y la industria. Estos cambios tecnológicos
supondrán un acelerado incremento del uso de recursos naturales y de la
producción en masa de bienes manufacturados. Fuera del campo industrial se
producirán también importantes cambios: mejoras en la agricultura que hará
posible el suministro de alimentos para una creciente población urbana, declive
de la tierra como principal fuente de riqueza con el creciente papel que irán
tomando la industria y el comercio internacional. Entre los cambios sociales y
culturales son destacables el crecimiento de la población urbana, el desarrollo
de la llamada clase obrera y sus movimientos de protesta (el movimiento obrero)
y el espectacular crecimiento de los conocimientos científicos y técnicos.
CAUSAS:
No fue casualidad que
la revolución industrial comenzara en Gran Bretaña. Varios factores
contribuyeron a hacer de la isla un país pionero con respeto a los otros países
europeos, como Holanda o Francia.
Los principales
factores fueron un acelerado crecimiento de la población, lo que significaba
más gente para trabajar en la industria, así como un aumento de la demanda de
productos manufacturados. Las razones de este crecimiento se debieron
fundamentalmente al descenso de la tasa de mortalidad, gracias a los avances en
la medicina y en la higiene y en las mejoras de alimentación. El comienzo de
transformaciones agrícolas en Inglaterra, cuyos avances y eficacia hicieron que
se necesitara menos gente para las tareas agrícolas. Esa mano de obra
desocupada quedo disponible para el trabajo industrial, por otra parte, al
aumentar la capacidad de producción agrícola fue posible abastecer de alimentos
a la creciente población.
Una serie de avances
tecnológicos: La revolución industrial consistió en una fuerte aceleración del
proceso de innovación que se había iniciado en Europa desde la edad media. En
Gran Bretaña en el siglo XVIII la actividad inventiva se desarrolló mucho más
que en cualquiera de los países del continente europeo. En ella se patentaron
la mayor parte de las máquinas que revolucionaron la industria y más tarde los
transportes, y la historia de la revolución industrial es en parte la de los
hombres responsables de esos inventos.
Las segadoras mecánicas
de Obed Hussey y Cyrus MC Cormick fueron el complemento para los granjeros
puramente comerciales y los especuladores de la tierra que extendieron las
fórmulas.
Hubo dos sectores que
experimentaron los primeros cambios revolucionarios en la tecnología y la
organización económica: la industria del algodón y la del hierro. La primera
pasó de tener un papel insignificante a ser la principal actividad
manufacturera, fue el primer sector que utilizó máquinas en gran escala.
Para que se produjera
la revolución industrial eran necesarias máquinas que no solo sustituyeran el
trabajo manual, sino que impusieran la concentración de la producción en las
fábricas. Por otro lado era necesaria una gran industria que produjese una
mercancía sujeta a una demanda amplia y elástica, en la cual la mecanización de
cualquiera de sus procesos de manufactura creara tensiones entre los otros y en
la que el efecto de las mejoras repercutiese en toda la economía.
Ello se dio en la
industria del algodón, se presentaba mejor a la mecanización por su
resistencia, tenía un mercado de consumo más amplio y, la elasticidad de la
oferta de materia prima era mayor.
El invento que
transformó más radicalmente a la industria algodonera fue la hiladora
hidráulica, patentada por Arkrwight.
En los primeros tiempos
de la revolución industrial, el sector metalúrgico tuvo un crecimiento mucho
menor que el del algodón, pero su peso fue decisivo porque la creciente oferta
de metal barato facilitó la mecanización de las otras industrias, la difusión
de la máquina a vapor y la transformación de los medios de transporte. El
surgimiento de las fábricas fue un cambio general, paulatino y gradual; el
mercado nacional aumentó, debido al crecimiento de la población. Fue muy
importante el traslado de los habitantes del campo a la ciudad, quienes
comenzaron a adquirir utensilios metálicos, vestimenta y productos
alimenticios.
El mercado externo se
consolidó por el aumento del comercio de ultramar, Inglaterra vendió sus
manufacturas a América, África y el lejano Oriente.
Se considera que el
papel del comercio de ultramar fue fundamental como impulsor de la revolución
industrial. Además se requirió capital, con el cual Inglaterra contaba en
abundancia, este provenía de las ganancias del mercado de ultramar y también
del campo. Comerciantes y propietarios invirtieron sus ganancias en la
industria, compraron maquinaria y abrieron fábricas.
En Gran Bretaña como el
mundo sabían que la Revolución Industrial, iniciada en aquellas islas por y a
través de los comerciantes y empresarios cuya única ley era comprar en el
mercado más barato y vender sin restricción en el más caro, estaba trasformando
al mundo. Nadie podía detenerla en este camino. Los dioses y los reyes del
pasado estaban inermes ante los hombres de negocios y las máquinas de vapor del
presente.
La población del mundo
era también mayor que nunca; en varios casos mucho mayor que toda esperanza y
probabilidad previas. Las ciudades de gran tamaño se multiplicaban en todas
partes como nunca. La producción industrial alcanzaba cifras astronómicas.
La ciencia nunca había
parecido más triunfal; los conocimientos nunca habían sido más vastos. Los
inventos alcanzaban cada año cimas más sorprendentes.
Pero era bastante
amarga la acusación de que la prosperidad material de los trabajadores pobres
no era con frecuencia mayor que el oscuro pasado y muchas veces peor que en las
épocas de que se conservaba memoria. Los paladines del progreso intentaban
rebatir esto con el argumento de que los obstáculos que el viejo feudalismo, la
monarquía y la aristocracia seguían poniendo en el camino de la perfecta
iniciativa libre. Unos y otros coincidían en que la situación era cada vez más
penosa. Unos sostenían que se superaría dentro de la estructura del capitalismo
y otros discrepaban de esta creencia, pero ambos pensaban con razón que la vida
humana se enfrentaba con unas perspectivas de mejoría material que conseguiría
el control de las fuerzas de la naturaleza por el hombre.
La gran mayoría de los
habitantes del mundo seguían siendo campesinos como antes, aun cuando hubiera
algunas zonas en donde ya la agricultura era la ocupación de una pequeña
minoría y la población urbana estaba a punto de superar a la rural. La renta de
los nobles dependía cada vez más de la industria.
Los progresos técnicos
que introdujo la Revolución Industrial, en el siglo XIX transformaron todos los
aspectos relacionados con la vida europea.
Surge así, una nueva
historia de la civilización occidental. Económicamente, se imponen la
industrialización y el capitalismo; socialmente, predomina la burguesía y surge
el proletariado; políticamente se consolida el liberalismo político bajo la
forma de monarquía constitucional; ideológicamente, prevalecen el racionalismo
y el sentido crítico; la industrialización, se difundió por los países europeos
y los Estados Unidos; la explosión demográfica, se produce en los países
industrializados, resultado de adelantos higiénicos y médicos. El crecimiento
de la población benefició a la industria y favoreció la inmigración hacia otros
países.
En la revolución agrícola:
Inglaterra realizó notables progresos; introdujo la siembra de plantas de
origen americano (maíz, papa), estableció las faenas agrícolas, aplicó abonos y
fertilizantes. Con esta revolución se permitió garantizar el suministro de los
alimentos y mano de obra necesaria para las ciudades, se empezaron a usar las
máquinas, la producción de los alimentos fue creciendo, también para así
abastecer a la creciente población.
En el desarrollo
Comercial: el comercio se intensificó, los países industrializados vendían
mercancías y adquirían materias primas, se incrementaron el comercio, las
comunicaciones y los transportes.
De forma más general la
revolución industrial provocó: que la industria progresara, y que la producción
se hiciera en serie. Los precios de los productos bajaron. Se formaron dos
clases sociales: Burguesía: Compuesta por los dueños de fábricas y grandes
comerciantes y los Proletariados: Compuesta por obreros. Hubo desempleo, porque
con las máquinas no eran necesarios tantos trabajadores, a su vez aumentó la
delincuencia y algunos obreros culparon a las máquinas de ser la causa de su
desempleo y las destruyeron. Esto se llamó "Ludismo" porque el jefe
de éste movimiento fue Ned Ludd.
La burguesía explotó a
los proletariados. Y para su defensa los proletariados formaron organizaciones
llamadas "Trade Unions" (sindicatos, para defender sus derechos).
Fueron logrando que la jornada de trabajo diario se fuera reduciendo, que se le
pagara un salario adecuado y que se le diera derecho a huelga.
En la economía hubo un
gran auge porque surgieron los grandes capitales, las operaciones financieras y
los cambios.
Fue un proceso
económico continuo y acelerado y, al mismo tiempo, recíproco ya que la
innovación en un sector repercutía a los demás. Este cambio colocó a Gran
Bretaña a la cabeza de los países industrializados del mundo. Pronto, los
resultados se hicieron notar aumentando enormemente la producción, abaratando
los costes y permitiendo comercializar más lejos la producción gracias a la
revolución de los transportes.
El sector predominante
de la economía pasa a ser la industria, centrándose en tejidos, siderurgia y
ferrocarriles. La lana queda desplazada por el algodón, hay una renovación
técnica agrícola favorecida por las nuevas máquinas y las nuevas fuentes de
energía (carbón, hierro) siendo el segundo sector de crecimiento.
Fue gracias a la
tecnología, a la introducción de las máquinas a la industria, que se realizó la
Revolución Industrial, también influyó el hecho del crecimiento demográfico,
disminuyó la mortalidad, la gente se empezó a concentrar en los centros
urbanos, y fue así como surgió el urbanismo.
La producción de bienes
pasó de ser una artesanía, que se producía familiarmente, a una industria,
realizado por más gente, había más producción de bienes y era más económico.
Esto sucedió ya que con
la fundación de nuevas ciudades, creció la demanda de los productos elaborados
por los artesanos y con esto la organización de talleres.
La subida al poder de
la burguesía a través de la revolución económica, social y política que efectuó
con una creciente conciencia de su papel y de su fuerza y la formación paralela
de la clase trabajadora, la cual, creada por la actividad industrial de la
burguesía, alcanzó gradualmente las formas y valores de una clase social al
adquirir, a su vez, conciencia de clase. Aunque coparticipes en el crecimiento
de la economía, la clase burguesa y la clase trabajadora pronto chocaron por la
radical oposición de sus intereses materiales y sus conspiraciones sociales,
políticas o culturales.
Los burgueses
disfrutaban verdaderos privilegios sociales y materiales en comparación con el
resto de la sociedad, particularmente con respecto a la masa campesina.
La situación de las
masas de trabajadores fue muy complicada y necesaria. Las diferencias
nacionales, las desigualdades de un sector industrial a otro y la pasión
surgieron muy pronto, por razones obvias.
La burguesía industrial
se convirtió en una clase en todo sentido de la palabra para resistir la
presión creciente de la clase trabajadora.
La Primera Revolución
Industrial tuvo origen a partir de la invención de la primera hiladora
hidráulica de Richard Arkwright, el telar mecánico de Edmund Cartwright y la máquina
de Vapor de James Watt, estos inventos favorecieron a la instalación de
industrias como la textil, siderúrgicas o de productos. (Más producción a menor
costo).
Fue un gran avance
tecnológico para la época. Estos también trajeron muchas consecuencias ya que
la sociedad estaba acostumbrada a trabajar en sus casas con sus telares, y al
mecanizar esta herramienta, se vieron obligados a cambiar sus costumbres,
porque tuvieron que trasladarse a las fábricas instaladas cerca de la materia
prima.
Este sistema de
industrias fomento las desigualdades; para que la Burguesía se enriquezca, tuvo
que aparecer la clase obrera que fue sometida a brutales condiciones de vida, a
causa de las extensas horas de trabajo y la poca remuneración por el mismo.